Aunque cada vez es más común introducir la programación y la robótica educativa en la escuela, sigue abierto un debate en cuanto a las consecuencias que tendrá en un futuro.

Hay un buen número de docentes que dudan del beneficio de enseñar a programar sobre todo en edades infantiles. Consideran que se está conformando el pensamiento de los niños de manera lineal, programada y que resta su creatividad. Siguiendo esta línea de pensamiento, pareciera que el niño tiende al pensamiento lógico madurando demasiado rápido.

Aunque en educación todo depende del enfoque que se le da a las cosas en el aula, por nuestra experiencia en el área, consideramos que la robótica educativa fomenta el pensamiento lateral, la resolución de problemas de manera creativa alejada de lo convencional. En este sentido, si logramos transmitir el deseo de resolver problemas desde diferentes puntos de vista, vinculamos la robótica educativa con el pensamiento lateral. 

El pensamiento lateral (descrito por Edward de Bono en 1967) se define como la capacidad de resolver un problema de manera distinta a lo usual, de manera creativa y diferente. Eso es lo que hace un programador en su día a día. A diferencia de lo que mucha gente pueda pensar un programador profesional tiene que resolver trabajos con unas herramientas limitadas y debe utilizar su pensamiento lateral para buscar diferentes caminos que puedan resolver su problema.

Cuando ofrecemos al niño un lenguaje de programación simplemente le estamos dotando de una manera de comunicarse con una máquina, lo cual no quiere decir que estemos programando su mente. Los avances tecnológicos de la última década permitieron que los niños puedan programar de manera visual lo cual les hace comprender ese lenguaje hombre-máquina desde muy temprana edad.

Superado este primer paso de comprensión del lenguaje, se puede plantear retos complejos (siempre teniendo en cuenta la edad de los niños) en los que no tienen más remedio que utilizar su pensamiento lateral para llegar a la solución. Las soluciones son tan creativas que un reto bien elaborado dará como resultado diversas soluciones.

La máxima ventaja que ofrece la programación educativa actual es que los niños pueden experimentar y ver los resultados muy rápidamente en pantalla, por ejemplo con Scratch. 

Con la robótica educativa esta ventaja se multiplica porque a los niños les motiva enormemente ver como lo que han programado tiene un reflejo en el mundo físico. Además se potencia la “prueba y error” de manera que fijan los conocimientos para siempre, porque equivocarse es la mejor manera de aprender. 

Esta es una gran herramienta que podemos usar en las aulas para fomentar el pensamiento lateral y la creatividad. Seguramente sea la manera en que ambos hemisferios de la mente, siempre enfrentados, empiecen a trabajar juntos.

Por suerte o por desgracia tendemos a una sociedad tecnificada, repleta de automatizaciones y con gran presencia de robótica, no es algo que podamos cambiar ni elegir. Independientemente de fomentar la creatividad y el pensamiento, tal vez en el futuro las personas que programen esas nuevas tecnologías serán más independientes y tendrán más posibilidades que los que sean usuarios de esas mismas tecnologías.

¿Cuál es tu opinión con respecto a esta temática? ¿Cómo crees que influirá la educación en programación en la sociedad del futuro formada por los niños de hoy?

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